Basta ya de maMoneo

Llega agosto y todo se paraliza, bueno todo no… la voluntad de nuestros políticos para hacer y deshacer aprovechando que el pueblo esta de vacaciones permanece inquebrantable.

A pesar de la crisis galopante y el paro desbocado que nos acosan, hay un motivo por el que son capaces de abandonar sus rencillas infantiles y su demagogia barata, y no es otro que el ladrillo.

Grandes amantes nuestros políticos del barro cocido, a él le deben muchos favores y por él son capaces de mentir, manipular y engañar para arrasar con todo lo que se le ponga por delante.

Por suerte parece que se ha podido salvar un lugar tan emblemático como la esquina de los muelles 1 y 2 del puerto de Málaga. Gracias a una campaña de concienciación sin precedente en nuestra ciudad, los malagueños se han negado a que les roben uno de los lugares más privilegiados, justo cuando iba a ser cedido sin miramientos a la cadena francesa Carrefour.

Sin embargo las agresiones a las que continuamente se ve sometida nuestra ciudad no paran ahí ni mucho menos. Ojalá fuera así, pero nuestros políticos no descansan a la hora de tramar y urdir para seguir esquilmando a Málaga y a los malagueños.

Una prueba de ello es el intento de encajar un hotel de 10 plantas con parking subterráneo junto al singular Mercado Central de Atarazanas, recientemente rehabilitado y cuya portada nazarí se encuentra protegida bajo la catalogación de BIC (Bien de Interés Cultural)

Ello obligará a cambiar la ordenación de toda la fachada del Centro Histórico que linda con el río Guadalmedina, para elevar la altura permitida, desde las 6 plantas actuales hasta las 10 pretendidas. No conformes con ello, pretenden borrar de un plumazo una parte de la trama urbana de la ciudad, concretamente todo el Pasillo de Atocha, para aumentar así el solar dedicado al hotel.

Es decir, una promotora privada pretende construir un hotel sobre una calle de la ciudad, con el beneplácito de todas las administraciones y partidos políticos, hecho insólito que puede considerarse un atraco a mano armada.

Y como no hay plan gestado a oscuras sin inconvenientes, en este caso tenemos de por medio uno de los edificios mas emblemáticos de Málaga, paradigma de la ciudad burguesa del s. XIX, con sus cierros curvos que fueron ejemplo a seguir en la posterior urbanización de calle Larios. Por su valía, el Ayuntamiento los protegió hace años. Sin embargo eso no supone nada cuando el ladrillo llama a la puerta de los despachos apropiados.

Para justificar esta demolición y la consecuente alteración de un buen trozo del Centro Histórico, han buscado la firma de un arquitecto mediático, en este caso Rafael Moneo, para que con su firma avale el proyecto y silencie opiniones. Y es que en el país de Belén Esteban, basta con un apellido conocido para tachar a los críticos de incultos y catetos.

Tienen mucho a su favor para salirse con la suya: dinero, leyes, medios de comunicación… sin embargo les falta una cosa: la voluntad de los malagueños. Y es que, por mal que les pese a nuestros políticos, España todavía es una democracia.

Por ello aún estamos a tiempo.

Se ha creado una plataforma para unir voluntades y bloquear el proyecto. Hay que apuntarse ahora mismo, en este mismo momento, ¡ya! Todavía no es tarde. No valen excusas. A veces basta con eso, con un clic, para iniciar un terremoto ciudadano que mueva sillas y agite despachos.

Las elecciones municipales están cerca, muy cerca.

Marcos Moreno Maldonado

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